jueves, 3 de enero de 2013

4. Los problemas que preocupaban a Wittgenstein

Si quienes ignoran la historia del pensamiento están destinados a volver a realizarla, aquellos que ignoran el contexto en que se hallan las ideas están destinados a malentenderlas. Tal es la sentencia que Allan Janik y Stephen Toulmin hacen en su obra La Viena de Wittgenstein.
¿De qué problemas se ocupa Wittgenstein en su Tractatus? Hay dos interpretaciones principales, la primera dice que se ocupa de lógica, la segunda afirma que se ocupa de ética.
Recordemos que el propio filósofo se mostró en desacuerdo con las interpretaciones que se hicieron de su obra. De hecho, ni Russell (en la introducción que escribió para el Tractatus) ni Frege lo entendieron (Wittgenstein se desesperó ante las constantes explicaciones que tenía que estarle dando a Frege).
Los temas que ocupan la mayor parte del Tractatus son la lógica, la teoría del lenguaje, la filosofía de las matemáticas y la ciencia natural. En las cinco últimas páginas aparecen la ética, el solipsismo, la muerte y el sentido de la vida. ¿Qué conexión hay entre estas dos partes?
Una interpretación dice que ninguna. Al respecto Janik y Toulmin escriben: "Dada la clara desproporción del espacio que se dedica respectivamente a los preliminares lógico-filosóficos y a estos postreros aforismos teológico-morales, la tentación ha sido despachar las proposiciones finales como obiter dicta; como si fuesen casuales nuevas ideas puestas por su efectismo al final de un juicio legal y que no poseen fuerza alguna verdadera subsiguiente, por no tener conexión jurídica con el caso en cuestión." Esta interpretación fue la que se hizo en Cambridge, ahí la obra de Wittgenstein era vista como de lógica y teoría del lenguaje. Así, el Tractatus se ocupaba de problemas técnicos de lógica filosófica y de la relación del lenguaje con el mundo.
Pero hay otras interpretaciones del Tractatus. En Austria se interpretó como una obra de ética. Leemos: "Aquellos austríacos que estaban más estrechamente relacionados con Wittgenstein insisten en que todo lo que a éste podía interesarle, le interesaba desde un punto de vista ético; en este sentido a uno de ellos le recordaba directamente a Kierkegaard. El Tractatus a ojos de su familia y de sus amigos era algo más que un libro de ética; era un acto ético, que mostraba la naturaleza de la ética."
Un tema fundamental para interpretar correctamente el Tractatus es el momento en que Wittgenstein se interesó en la filosofía. Veamos las dos principales interpretaciones:
a) Después de su contacto con Frege y Russell. O al menos después de su contacto con la filosofía de las matemáticas cuando era estudiante de aeronáutica.
b) Antes de conocer el trabajo de Frege y de Russell. Quienes proponen esta posibilidad mencionan que Wittgenstein ya tenía en mente problemas filosóficos y que pensó que podría resolverlos con los métodos lógicos de los dos filósofos mencionados.
Para decidir la cuestión Janik y Toulmin proponen examinar con qué escritores y pensadores estaba familiarizado Wittgenstein antes de contactar a Frege  (Wittgenstein fue un pensador vienes formado en el ambiente neokantiano de antes de 1914), ver cuál era el ambiente en el que creció y los estudios que hizo (con Hertz y Boltzman): “¿qué grupo de problemas podríamos razonablemente esperar que se le presentasen como los problemas de la filosofía y como problemas respecto a los cuales las técnicas de la lógica de Russell le habilitarían para dar una solución inatacable, definitiva y, por tanto, final?”
Así, los dos autores concluyen que para comprender el Tractatus hay que comprender el entorno vienes (a su vez, comprender el Tractatus permitirá comprender dicho entorno).
Los autores no dejan de señalar que los oyentes ingleses de Wittgenstein desconocían que no pocos de los problemas en los que éste último trabajaba "habían sido discutidos por filósofos y psicólogos de lengua alemana desde antes de la Primera Guerra Mundial. Si se interponía una brecha intelectual entre él y nosotros no era a causa de que sus métodos filosóficos, su estilo de exposición y su temática fuesen únicos y sin paralelo. Era, más bien, signo de una colisión cultural: la colisión entre un pensador vienes, cuyos problemas intelectuales y cuyas actitudes personales habían sido igualmente formados en el ambiente neokantiano de antes de 1914, en el que la lógica y la ética estaban esencialmente conectadas entre sí y con la crítica del lenguaje (Sprachkrtik), y un auditorio de estudiantes cuyas cuestiones filosóficas habían sido troqueladas por el empirismo neo-humeano (y por tanto, pre-kantiano) de Moore, Russell y sus colegas.” 
Entre quienes influyeron en Wittgenstein mencionan a los siguientes pensadores: Kierkegaard, Frege, Schopenhauer, Mauthner y Landauer.      
Mencionan también que en la Viena de Wittgenstein toda persona educada discutía sobre filosofía. Este punto podría explicar la razón por la que Wittgenstein sentía desagrado por la filosofía académica. Janik y Toulmin mencionan que periodistas, músicos, escritores, abogados, etc. tenían una estrecha relación y podían hablar acerca de sus distintos intereses. Explican que la especialización intelectual y artística era algo desconocido en la vida cultural de la Viena de los últimos tiempos de los Habsburgo, en Austria, antes de 1914 no se veía a la filosofía como una disciplina autónoma y profesionalizada académicamente: "En la Viena de Wittgenstein toda persona instruida discutía sobre filosofía y consideraba que las conclusiones centrales del pensamiento kantiano se ajustaban precisamente a sus propios intereses, ya fuesen artísticos o científicos, ya legales o políticos. Lejos de ser la ocupación especializada de una disciplina autónoma y autosuficiente, la filosofía tenía para ellos múltiples facetas y estaba interrelacionada con todos los otros aspectos de la cultura contemporánea."
Esta es la razón por la que Janik y Toulmin proponen que para comprender cuáles fueron los problemas filosóficos de los que Wittgenstein se ocupó en el Tractatus hay que estudiar el contexto político, social, ético, etc. de la Viena de 1900.
Anotan: "Si la cultura vienesa del novecientos se hubiese prestado a reflejar nuestras propias especializaciones, generalmente admitidas, entonces la separación, por ejemplo, de historia del arte y literatura podría ser verdad legítima y pertinente. Pero siendo las cosas como son, corremos con el riesgo de tener muy a la vista la interdependencia de las diferentes artes y ciencias vienesas."  
Entonces Wittgenstein contribuyó a la lógica y a la filosofía del lenguaje después de entrar en contacto con Russell (y habiendo abandonado la aeronáutica), sin embargo, el filósofo-místico pensaba usar esos trabajos para abordar los otros problemas que ya tenía en mente y que habían surgido en la cultura de la que formaba parte (Viena).
Ahora veamos lo que al respecto escribe Paulo Roberto Margutti Pinto.


Génesis

En el libro Del espejo a las herramientas. Ensayos sobre el pensamiento de Wittgenstein encontramos 14 ensayos sobre la filosofía del autor del Tractatus-LogicoPhilosophicus.
El primero de ellos se titula “El Tractatus de Wittgenstein como obra de iniciación al silencio” y fue escrito por Paulo Roberto Margutti Pinto, profesor de la Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil.
El autor del ensayo considera que quienes leen y comprenden el Tractatus además de poder juzgar cuáles son los límites del lenguaje, también ven transformada radicalmente su actitud en la vida.
Comienza su ensayo explicando dos sentidos de la palabra iniciación: 1. Una introducción al conocimiento de cosas misteriosas o desconocidas. 2. Ritual preparatorio para introducir a alguien a los misterios de una religión o doctrina.
En la iniciación como ritual hay dos procesos que se complementan: la muerte de la persona iniciada, “que deja de ser lo que era, a través de una experiencia traumática”, y el renacimiento, mediante el cual, la persona iniciada “se convierte en alguien diferente y mejor.”
Margutti Pinto interpreta el Tractatus como una obra de iniciación; de tal forma que la muerte y el renacimiento se dan en la lógica y la ética. Gracias a esta iniciación se encuentra el sentido de la vida, específicamente el enigma de la vida en el mundo se resuelve gracias al misticismo. ¿Qué es este misticismo? Se puede dar respuesta de distintas formas, una de ellas es: La contemplación silenciosa de aquello que no puede decirse pero sí mostrarse.
Margutti explica lo que Wittgenstein escribió acerca de la lógica y el lenguaje, las consideraciones del filósofo austriaco sobre la ética y el misticismo, y la forma en que convergen la ética y la lógica para proporcionar una experiencia de iniciación.
Pero antes de desarrollar los temas mencionados, Margutti explica qué ideas influyeron en Wittgenstein, qué conceptos tenía en mente el filósofo-místico cuando comenzó su trabajo filosófico; en otras palabras, Margutti reconstruye la atmósfera intelectual y la problemática que motivaron el Tractatus.
Las ideas que estaban en la mente de Wittgenstein provenían de tres fuentes:
Las inquietudes místicas de Wittgenstein tienen su origen en James, Tolstoi, Shopenhauer y Weininger; su preocupación por cuestiones de lógica y ciencias naturales vienen de Hertz, Boltzmann, Frege y Russell; y su interés por los límites del lenguaje de Mauthner.
Ahora veamos más detalladamente las ideas de estas tres fuentes.


Ética, religión y misticismo

James, Tolstoi, Shopenhauer y Weininger ponían “énfasis en el misticismo como la experiencia humana más significativa. Las ideas de estos autores convergen en el sentido de asumir la existencia de la experiencia mística, que consiste en la contemplación beatífica de una realidad más elevada, que sólo puede ser obtenida a partir de una revolución personal. En Weininger, esta revolución surge como una exigencia interior, como un imperativo categórico que debe ser satisfecho por todo aquel que quiera merecer seguir viviendo.”
Wittgenstein llegó a plantearse el asunto de la siguiente forma: genio o muerte. En palabras de Ray Monk: “La opción que ofrece la teoría de Weininger es ciertamente desoladora y terrible: genio o muerte (...) Los recurrentes pensamientos de Wittgenstein en torno al suicidio, entre 1903 y 1912, y el hecho de que estos pensamientos sólo amainaran tras el reconocimiento de su genio por parte de Russell, sugieren que él aceptó este imperativo con toda su terrorífica severidad.”
El cristianismo tolstoiano también influyó en Wittgenstein. Vimos ya que durante su participación como soldado durante la Primera Guerra Mundial, el filósofo-místico leyó los comentarios de Tolstoi a los Evangelios.
Wittgenstein hace una interpretación shopenhaueriana del cristianismo tolstoiano, al mismo tiempo que posee una moral basada en Weininger. Margutti explica lo anterior:
“(En el cristianismo de Tolstoi) encontramos el verdadero sentido de la vida en la contemplación beatífica del eterno presente, a través de una victoria del espíritu sobre la carne. Vemos también que este cristianismo era entendido en una perspectiva shopenhaueriana, donde el espíritu corresponde al sujeto trascendental, que se encuentra en un ámbito fuera del espacio y del tiempo, y la carne corresponde al sujeto individualo empírico, que constituye un fenómeno perteneciente al ámbito temporal. El sujeto trascendental y el mundo fenoménico son ambos manifestaciones trascendentalmente complementarias del mismo principio último de toda realidad, a saber, la voluntad. A esta perspectiva se añadía una rígida moral de tipo weiningeriano, que implica el deber interior de ser auténtico consigo mismo para encontrar el sentido de la vida. Aunque Wittgenstein creyese en estas ideas, le faltaba experimentar todavía la vivencia tolstoiana del eterno presente para convertirse en un hombre en sentido completo. Esta carencia lo dejaba existencialmente angustiado, ya que sus rígidas convicciones morales exigían implacablemente que descubriese el sentido de la vida o se suicidase. Esta carencia debía también motivarlo fuertemente, en el sentido de crear en su propia vida las condiciones favorables para experimentar la revolución interior.”


Lógica, ciencia y crítica del lenguaje

¿Cómo influyeron en Wittgenstein Hertz, Boltzman, Frege y Russell? Ellos creían que gran parte de los problemas científicos y filosóficos sólo podrían resolverse mediante el análisis lógico del lenguaje, ya que éste permitiría distinguir entre auténticos problemas y falsos problemas originados por los usos ilegítimos de los signos lingüísticos. Creían que el mundo podía ser descrito de manera lógica mediante el lenguaje científico.
Por su parte, Mauthner influye en Wittgenstein por su crítica del lenguaje: “Su descubrimiento más importante (de Mauthner) es que la realidad se halla siempre un paso más adelante del lenguaje, el cual, aun cuando luche desesperadamente por expresarla, jamás tendrá éxito en esta tarea. Desde este punto de vista, la experiencia mística es indescriptible y la ciencia de la naturaleza imposible. Mauthner defiende un escepticismo extremo, según el cual debemos dejar de hacer preguntas y buscar respuestas. Para él, una crítica del lenguaje es un acto al mismo tiempo suicida y redentor, que nos lleva a una única solución posible: el silencio total.”


Una nueva delimitación

¿Cómo comienza Wittgenstein a trabajar con las ideas ya expuestas? Wittgenstein creía que podía lograrse una descripción científica del mundo mediante una teoría de los modelos como la de Hertz y Boltzman, esa teoría podía complementarse con las técnicas de análisis lógico de Frege y Russell. Pero lo anterior entraba en conflicto con las ideas desarrolladas con Mauthner, quien -como vimos- consideraba imposible describir toda realidad y no dejaba otro camino que el del silencio.
Wittgenstein consideraba que Mauthner acertaba sólo en parte. Acertaba cuando consideraba que el lenguaje resultaba inútil para describir las vivencias místicas (como creían los autores vistos en el apartado de ética, religión y misticismo), pero erraba al considerar imposible describir toda la realidad, ya que parecía posible una descripción científica del mundo. Si Mauthner estuviera completamente en lo cierto no podrían existir ni la física ni la metafísica (o carecerían de sentido). Pero si los científicos y lógicos tuvieran razón, significaría que el lenguaje podría expresar algo. Así, “era preciso establecer, de manera crítica y desde el interior del propio lenguaje, lo que puede y lo que no puede ser dicho. Parece que Wittgenstein sentía la necesidad de una nueva delimitación, la cual debería ser hecha a través de una crítica del lenguaje todavía más radical que la mauthneriana.”
¿Cuáles son los alcances del Tractatus? Por un lado delimita entre lo que se puede decir (proposiciones de las ciencias naturales) y lo que sólo se puede mostrar (ética, estética, metafísica); por otro, también es un libro que revela el sentido de la vida, por ello -escribe Margutti- la comprensión de la filosofía tractariana implica, no sólo la aclaración relativa a los límites del lenguaje, sino también una transformación radical de actitud en la vida del lector.

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